El abogado asesora a la empresa en todo momento y le ayuda a tomar las mejores decisiones en cada momento del proceso. Desde el inicio del concurso de acreedores, el abogado se encarga de recopilar toda la información necesaria sobre la situación financiera de la empresa, así como de elaborar y presentar los informes requeridos por el juez.
Durante el proceso de negociación con los acreedores, el abogado defiende los intereses de la empresa y trata de conseguir las mejores condiciones posibles para el acuerdo. Para ello, puede proponer medidas de reestructuración de la deuda, como quitas o esperas, o la venta de activos no esenciales.
En definitiva, el concurso de acreedores es una herramienta esencial para aquellas empresas que se encuentran en situación de insolvencia y necesitan reestructurar sus deudas y activos. El papel del abogado especializado en derecho mercantil y concursal es fundamental para lograr un acuerdo que permita la continuidad de la empresa y la protección de los derechos de los acreedores.